casa de madera en Galicia ¿realidad o ficción?
-Existe la creencia popular de que una casa en Galicia no puede ser de madera-
Obviamente, podemos estar de acuerdo o no, pero sería poco inteligente desdeñar esta convicción, tan interiorizada por tanta gente. Es más, nosotros mismos podríamos suscribir este pensamiento, a la vista de tantas patologías que surgen entorno al uso de la madera en la construcción. Sin embargo, acto seguido, también sería pertinente aclarar que, en la mayoría de los casos, el problema no es derivado de la madera, del material en sí, sino del uso que hacemos de él o, mejor dicho, del mal uso que hacemos de él. “Un cuchillo puede cortar mejor o peor, pero, si lo utilizamos, dado la vuelta, en ningún caso cumplirá con su cometido final de cortar”. Esta misma analogía la podemos aplicar a la madera; si no la utilizamos correctamente, difícilmente responderá a las exigencias que le pedimos.
La historia nos ha demostrado, con suficientes ejemplos, que la madera es un material totalmente perdurable en el tiempo, ya sea desde iglesias en Centroeuropa hasta templos budistas en Japón. Por consiguiente, durabilidad y madera no tienen porque ser conceptos antagónicos.
Templo budista de Shitennoji, en Osaka, Japón, siglo VI
Entendemos que pudiera ser un corolario bastante simple –si existen ejemplos en otras latitudes, también los podría haber en Galicia- No obstante, aceptamos que hacer una traslación directa de otros países no sería justo; ni por climatología, ni por tradición, nunca hablaríamos de un escenario idéntico. Sin embargo, siendo un poco más rigurosos y mirando hacia nuestro propio pasado más cercano, es fácil observar cómo, hace apenas 50 años, toda nuestra arquitectura vernácula se basaba en el uso sistemático de piedra y madera. Siendo la piedra el material utilizado para resolver los muros portantes, pero el resto de la estructura, cubierta, escaleras, carpinterías, etc. todo ello se resolvía con madera. Por no hablar de la infinidad de construcciones adjetivas, galpones, hórreos, cierres, etc. resueltos, una vez más, con madera.
Por lo tanto, podemos concluir que nuestra tradición nos ha demostrado ya que la madera puede ser un material perdurable, tanto en su faceta estructural como de revestimiento. Esta breve reflexión nos da pie a presentar un proyecto que se concluyó a principios del año 2017 y del que tenemos entonces una perspectiva temporal de tres años. Se trata precisamente de la construcción de una vivienda unifamiliar realizada, en su mayoría, con madera (Villa Rocío). En este caso, el principal impulsor de este desafío ha sido el propio promotor, José, carpintero de profesión y deseoso de construir su propia casa con el material que maneja a diario, la madera.
Se ha planteado una estructura integral en madera, de abeto laminado, sobre una contención y losa de hormigón que nos permitía salvar el salto de nivel que existía en la propia finca. Dicha estructura se montaba íntegra y previamente en taller de tal forma que su puesta en obra fuera lo más rápida posible. Concretamente, se ha conseguido que la totalidad de la estructura quedara lista en tan sólo tres días. Toda la estructura estaba dimensionada para que se optimizaran los recursos, es decir, los montantes verticales se modulaban todos con una dimensión idéntica de tal forma que los tableros de cerramiento se aprovecharan al máximo, sin cortes, simplemente, con una pequeña holgura entre ellos para que pudieran absorber cualquier dilatación futura. Toda la construcción se ha planteado con este espíritu, máxima eficiencia constructiva y máximo aprovechamiento de material en aras de facilitar el montaje y también de ahorro económico.
Lo que nos viene a demostrar este ejemplo es simplemente que sí es posible construir en madera en Galicia, como también lo hacían nuestros antepasados. Falta, tal vez, que pudiéramos construir con nuestras propias maderas*, debidamente certificadas y absolutamente competitivas económicamente. Suponemos que, pronto llegará ese día…
*Más del 50% de la madera aserrada de España sale de los bosques gallegos según datos de Confemadera.